Programa Nacional de Proyectos de Investigación Fundamental

Catalogación y estudio de las traducciones de los franciscanos españoles
Franciscanos en territorios de Oc

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LOS FRANCISCANOS EN LOS TERRITORIOS DE LA LENGUA DE OC EN LA EDAD MEDIA

Mª del Pilar Blanco Garcia (Universidad Complutense de Madrid)

El filósofo está menos seguro de lo que sabe,

Que el fiel de lo que cree. (San Buenaventura)

Introducción

Dentro del marco de este seminario sobre los Franciscanos y el contacto de lenguas vamos a acercarnos a una época rica, e incluso diríamos, “demasiado rica” en acontecimientos

Cuando se habla de los franciscanos que estuvieron por estos territorios se dice de muchos de ellos que hablaban francés. No podemos ni afirmarlo, ni negarlo; pero sí decir que con la lengua francesa, o mejor con el franciano como se llamaba, poca influencia iban a tener en esas gentes.

Francia, tal y como la concebimos hoy, no existía. Evidentemente existe un territorio galo dividido en dos partes, cuya isoglosa la marca el curso del río Loira, y diferenciadas por dos lenguas muy distintas: la lengua de Oil al Norte y la de Oc al Sur. Por consiguiente los franciscanos que se instalaran en estos territorios o hablaban latín para los cultos o hablaban provenzal para el pueblo.

En algunos documentos hemos leído que S. Francisco hablaba francés y recitaba poemas como los trovadores. Si esto era así, los trovadores sólo pertenecían a la lengua llamada provenzal, por tanto no es francés, en el norte estaban los troveros.

Por consiguiente, todos los Hermanos menores que se acercaran a esas tierras si querían que los entendieran deberían de hablar lo que entonces se llamaba: la lengua provenzal (llamada hoy occitana).

San Francisco escribe en el italiano de entonces y las traducciones de sus escritos tardarán en aparecer. Se dice que la primera traducción de los escritos de S. Francisco es al francés, eso sí, en 1632.

Por lo que respecta a San Antonio, el Franciscano más conocido de esta época en lo que hoy llamamos el Sur de Francia, sabemos que hablaba en latín en Forli y se dice que traducía a la lengua vulgar lo sagrado. No hemos encontrado ningún documento que lo acredite. Sin embargo es evidente que, la cantidad de seguidores que tenía, le comprendían, y si eso sucedía es porque les hablaba en su lengua: el provenzal.

La llegada, la permanencia y la huella que dejan los franciscanos por estas tierras diseñaron un cuadro cuyas pinceladas nos describirán su viaje por una sociedad conflictiva, en la rica e intensa Edad Media provenzal.

Esos Hermanos Menores, incluso los que no eran oriundos de la zona, supieron hermanarse, tanto espiritual, política y culturalmente, con una civilización ya en decadencia, pero que tuvo suma importancia en la cultura de todas las lenguas romances.

Con la religión católica siempre presente de una manera especial, unas veces apoyándose en ella y otras despreciándola, los trovadores nos fueron presentando una manera de ser y de estar que se ve reflejada en toda la historia desde los siglos XI, XII, XIII y posteriores y en la que estarán, con todo derecho, los hijos de S. Francisco.

Franciscanos presentes en los territorios de Oc

Vamos al encuentro de esos hermanos que siguiendo un voto de obediencia viajaron a esta región de la Galia medieval donde los problemas no faltaban. No seríamos justos si no empezáramos hablando de San Francisco.

Se dice que Francisco sentía una especial atracción por esta zona. No es de extrañar por su ascendencia materna, ni siquiera sería extraño que conociera la lengua de su madre, como reconocen algunos historiadores:

On reconnaît l’esprit de Saint François, Occitan par sa mère et par son éducation et dont la tradition rapporte qu’il chantait des poèmes en Oc dans ces moments d’exaltations et de joi. (Camproux : 1971 : 5)

Sin embargo, la vida de S. Francisco es algo más que anécdotas y leyendas.

En el último Capítulo de los Hermanos Menores de 1217 San Francisco tomó dos decisiones importantes:

1ª) la institución de Provincias y Ministros Provinciales.

2ª) la organización de las primeras grandes Misiones fuera de Italia, en Europa y en Oriente.

Francisco eligió Francia para sí mismo y con algunos compañeros se puso en camino hacia el país que le diera su nombre y al que amaba por su celo católico. Sin embargo, al llegar a Florencia se encontró con el Legado Pontificio, el Cardenal Hugolino, que le disuadió de continuar su viaje al otro lado de los Alpes y se volvió a Asís. Francisco pasaría más tarde por estos territorios en su viaje hacia España.

Llegada a los territorios de Oc

El primer superior que San Francisco envió al sur de Francia en 1217 fue Juan Bonelli de Florencia, que llevaba bajo su supervisión a 30 Hermanos Menores pertenecientes todos ellos a la primera generación franciscana y que se establecerían en esta Provincia, primero en Montpellier y luego se desplazarían hasta Toulouse, sin descartar otros lugares.



Después de una expansión rápida y de un importante crecimiento de fervor y actividades, la Orden se encontró dividida en corrientes opuestas, todo ello, a pesar de una mayoría moderada.

Este territorio, sobre todo en la parte del Languedoc, se convirtió en un lugar de encuentro violento entre los espirituales que tenían una observancia rígida de la regla de Francisco de Asís, apoyándose en la doctrina del usus pauper y teniendo a Pierre-Jean Olieu como su venerado jefe, y por otro lado a los Conventuales que reclamaban para sí interpretaciones y concesiones pontificales más que el texto legislativo y considerando el voto de pobreza como una expropiación más o menos jurídica de las cosas temporales.

Bonelli permaneció a la cabeza de la Provincia hasta 1230 y fue él quien recibió en la fraternidad a Hugues de Digne, franciscano de gran importancia en la zona. Cuando Bonelli termina su mandato es reemplazado por otro italiano, Buenaventura de Iseo hasta a quien sucederá Hugues, siendo éste el primer franciscano provenzal en desempeñar ese ministerio.

Hugues de Digne fue un franciscano fuera de lo común, sin embargo, son escasos los textos que nos dan informes sobre él, no porque no los hubiera sino porque fueron quemados. Nos quedan los relatos de Joinville1 y los recuerdos del hermano Salimbene.

De ellos se desprende su manera de entender la Orden y la Regla y lo pone de manifiesto en un sermón dirigido a San Luis donde dice:

Si mes frères qui logent dans de pauvres petits couvents apprenaient que je vis en compagnie de cardinaux, il pourraient croire que je vis dans le bien être et el confort.

Además, Hugues era hermano de Doucelina, la fundadora de las Beguinas, llamadas también las damas de Roubaud y que desempeñaría un papel importante en la difusión del espíritu franciscano en esa primera época.

La lucha encarnizada desatada entre los Hermanos Menores por la interpretación del voto de pobreza, llevará a los Conventuales a castigar a sus hermanos.

Pierre-Jean Olieu u Olivi, espiritual, fue maltratado hasta tal punto que él mismo hacía esta reflexión a sus hermanos:

Os pregunto, hermanos míos, qué he hecho a mi Orden para que mis hermanos y mis padres me arrastren por la tierra de tal manera que soy conocido por todos “quam natus” por infamia. Y si soy un hombre despreciable, aún conservo el celo de la fe romana, como el más alto y sincero de nuestra Regla y de la grandeza espiritual de mi Orden y de mis hermanos. Creo que el Señor les ha mandado que me maldigan en razón de mis crímenes escondidos para que no cese de intentar ser más humilde y más exigente con la fe.

Es tal el enfrentamiento entre todos que el Papa, Nicolas IV interviene, pero no sólo él; varios papas más, Clemente V, Alejandro V y Juan XXII harán lo mismo

Angelo Clareno, hermano espiritual, (creador de los observantes) en una carta

fechada el 3 de abril de 1313 dice:

Item sciatis quod Dominus Papa omnes prelatos fratrum qui impugnabant viam spiritus et fratris Petris Johannis doctrinam deposuit et adhuc gravius punientur. Et contra voluntatem fratrum relaxatorum celebratum (fol,103 v.) fuit festum ipsius fratris Petris Johannis in Narbona a clericis ita solenniter et ab omni populo quodnumquam in his partibus fuit his diebus aliquod festum ita solemniter celebratum. Nam de tota provincia ad sepulcrum eius populus confluxit et non minus, ut dicunt, quam consueverat esse in festo Sancte Marie de Portiuncula. Ex quo satis patet quod adiutorium nostrum in nomine Domine et nunc et in futuro qui fecit celum et terram. (Manuscrito florentino, Bibli. Nac. Magliabecchi XXXIX, 75 L. XXXIV, fol, 103 r y v.)2

Los hermanos de la “Comunidad” les impusieron penitencias según el rigor de la Orden y pusieron a 25 de ellos en manos de la Inquisición. Cuatro de ellos fueron quemados vivos porque afirmaban que la Regla de San Francisco era lo mismo que el Evangelio.

Franciscanos y política

La llegada de los franciscanos a Provenza coincide con un momento de convulsiones sociales y políticas. El empobrecimiento de las clases pudientes, la guerra de los Cien años, la cruzada contra los Albigenses o cátaros y por si era poco, también la peste negra invaden esta zona maltratada.

En esa época hay otro frente abierto: la liberación de Tierra Santa del yugo de los sarracenos que intentan los cruzados.

En medio de este maremágnum Luis IX, rey de Francia, se permite el lujo de comprar una ciudad en el sur de Francia, Aigo-Morto (Aigues-Mortes) porque quiere hacer su propia Cruzada, la VII, y necesita un puerto desde donde sus barcos puedan zarpar y amarrar.

Esta compra no gusta a los provenzales. A los franciscanos tampoco. No es extraño, en su reino está la Universidad de la Sorbona que, hirviendo de conflictos de ideas, había intentado prohibir la entrada a los de las sandalias que eran tan herejes como los valdenses, y cuyo fundador, Robert de Sorbon, se sentaba con frecuencia a la mesa de Saint Louis.

El rey era distinto a los miembros de la Sorbona, y habiendo oído hablar de un franciscano de Hyères (se dice que estuvo en París) con fama de santo, y quería conocerlo. De vuelta de su primera Cruzada desembarca en esa ciudad y manda a Joinville que haga llegar una invitación al Hermano Hugues para que predique para él. Hugues no le conoce, pero sabe que se ha apoderado de una parte de su “suelo” y no le ha gustado, pero acepta la invitación y predica para el futuro San Luis.

Su sermón girará sobre tres puntos: a) en la corte del rey no se puede llevar una vida austera para salvar su alma; b) no hay salvación para los monjes y los religiosos fuera del claustro; c) un claustro no se extiende de uno y otro lado del mar.

Palabras claras y contundentes para quienes las quieran entender.

Así nos relata Joinville este encuentro del rey y del franciscano:

Le roi ouït parler d’un cordelier qui avait nom frère Hugues ; et pour le gran renom qu’il avait, le roi envoya quérir ce cordelier pour le voir et l’ouïr parler. Le jour qu’il vint à Hyères, nous regardâmes au chemin par où il venait et vîmes qu’une très grande foule d’hommes et de femmes le suivent à pied. Le roi le fit prècher. Le commencement du sermon fut sur les religieux, et il dit ainsi : segneurs fit-il, je vois trop de religieux à la cour du roi, en sa compagnie. Et sur ces paroles il ajouta : moi tout le premier ; et je dis qu’ils ne sont pas en état de se sauver, ou les saintes Ecritures nous mentent, ce qui ne peut être.

Car les saintes Ecritures nous disent que le moine ne peut vivre hors de son cloître sans peché mortel, pas plus que le poissons ne peut pas vivre sans eau. Et si les religieux qui sont avec le roi disent que ce soit un cloître, je leur dis que c’est le plus large que j’aie jamais vu ; car il s’etend deçà la mer et delà. S’ils disent qu’en ce cloître on peut mener âpre vie pour sauver son âme, sur cela je les crois pas ; mais je vous dis que j’ai mangé avec eux grande foison de divers mets de viande, et bu de bons vins forts et clairs ; en quoi je suis certain que s’ils eussent été en leur cloître, ils n’eussent pas été si à l’aise qu’ils sont avec le roi.

Il ensegna au roi en son sermon comment il se devait conduire au gré de son peuple ; et à la fin de son sermon il dit ainsi, qu’il avait lu la Bible et les livres qui vont à côté de la Bible, et qu’il n’avait jamais vu, ni au livre des croyants, ni au livre de mécréants, que nul royaume ou nulle seugneurie fût jamais perdue, ou passé d’une seugneurie à une autre, excepté par defaut de justice. Or , que le roi prenne garde, fit-il, puisqu’il s’en va en France, à faire si bien justice à son peuple qu’il en conserve l’amour de Dieu, de telle manière que Dieu ne lui ôte pas le royaume de France avec la vie.

Je dis au roi qu’il ne lui laissât pas sa compagnie tant qu’il pourra ; il me dit qu’il l’en avait déjà prié, mais il n’en voulait rien faire pour lui. Alors le roi me prit par la main et me dit : allons encore le prier. Nous vînmes à lui, et je lui dis : Sire faites ce que Monseigneur vous demande, de demeureur avec lui tant qu’il sera en Provence. Et il me épondit très en colère : Certes, sire, je ne le ferai pas ; mais j’irai en tel lieu où Dieu m’aimera mieux voir qu’il ne le ferait en la compagnie du roi. Il demeura un jour avec nous , et le lendemain s’en alla. Or on m’a dit depuis qu’il gît en la cité de Mareseille là ou il fait beacoup de beaux miracles. 3 (Joinville: 1868: 296-98)

El relato de Joinville nos asegura la fama de santidad que tenía Hugues y sabemos por el hermano Salimbene que él también estaba sorprendido de la cantidad de gente que se acercaba a la celda del franciscano para oírle.

Problemas con la Inquisición

La llegada de las órdenes mendicantes a Provenza coincide, también, con el momento álgido de la guerra contra la herejía cátara (1209-44) y la creación de la Inquisición. Serán los dominicos quienes se ocupen de los herejes en ese tribunal. Los franciscanos se dedicarán más a convencer a los cátaros por medio de la predicación.

Después de muchas vicisitudes, en 1249 los dominicos renuncian a continuar con su tarea e Inocencio IV llama a los franciscanos para proseguirla. Alejandro VI, su sucesor, también confiará en ellos.

Dominicos y franciscanos tendrán formas diferentes de tratar a los herejes. La diferencia queda de manifiesto en estas palabras puestas en boca de los habitantes del lugar:

Il y a entre François d’Assise et Dominique de Guzman une différence de qualité. Dominique était moine, il se fait combattant, François était soldat, et soldat valeureux, pour le service de Dieux il a renoncé aux armes (Gardelle :1968 :22)

Las dos órdenes mendicantes mantendrían ciertas rivalidades a causa de la Inquisición por las revueltas producidas en las diócesis de Carcasona y de Albi. Después de una serie de enfrentamientos y negociaciones llegan a la partición del territorio.

La Inquisición dominicana, dura e implacable, irá al Oeste de la región, a las ciudades de Carcasonne, Narbonne y Toulouse; los dos primeros franciscanos inquisidores, más flexibles y más humanos, estarán en la parte este. Arles, Avignon, Aix y Embrun serán responsabilidad de Guillaume Bertrand y Pierre Maurin.

La política, que todo lo corrompe, aparece en medio de ese problema. Los dominicos se declaran partidarios de Charles d’Anjou, y por consiguiente, los franciscanos sólo pueden estar en el lado opuesto, con Manfredo.

Esta situación es aprovechada por los dominicos para tender una trampa a los franciscanos. Pierre Maurin había condenado a un tal Bernard Cornut a prisión perpetua y a su hijo Guillaume lo expulsa de Marsella por pertenencia a Charles de Anjou. Los dominicos de Marsella se aprovechan para acusarlo de incitar al pueblo a revelarse contra Charles d’Anjou, lo que no era cierto.

El otro franciscano, Guillaume Bertrand, no se queda de brazos cruzados y obliga a confesar a dos sacerdotes la verdad, que lo que decían los inquisidores dominicanos era falso. Los dominicos son expulsados de la Provincia y condenados a pedir perdón a los hermanos franciscanos.

El problema no se solucionó, si no que incluso aumentó. La intervención de los papas Clemente IV y de Nicolás IV aún molestó más a los dominicos que siguieron incordiando a los franciscanos.

En Carcasonne, dos dominicos y sus escoltas se presentan en el monasterio de los franciscanos para tomar declaración a un número de sospechosos que se habían refugiado en el convento. No lo logran. El guardián no quiso oír nada. Alertado el pueblo por la campana del convento, corre hacia él gritando ¡A por los traidores! poniendo a los dos dominicos y sus escoltas en dificultades para escapar.

En ese momento era lector del convento el hermano Bernard Délicieux que va a ponerse a la cabeza de un movimiento contra la Inquisición.

Natural de Montpellier, teólogo competente y hombre de acción; tenía, según decían, el don de la elocuencia y el poder de seducción que tienen los grandes oradores, además dominaba la escenificación. Vivió siempre en el convento franciscano, pero según los dominicos era el agitador y el autor de todos los males, enemigo de los inquisidores, defensor de los condenados por herejía, diciendo que eran devotos católicos, personaje diabólico, etc., etc.

Lo denuncian ante su provincial como un agitador peligroso, pero es absuelto en presencia de los jueces. A partir de ese episodio, Bernard emprenderá su lucha sin importarle las repercusiones y se presentará ante Felipe el Hermoso para pedir la abolición de la Inquisición. En un primer momento logró que se prohibiera cualquier arresto, pero luego esta comisión se volvió contra él.

Bernard Délicieux, fue condenado, desterrado en su convento, en el Muro estrecho a pan y agua, le quisieron quitar hasta le hábito franciscano, pero cuando llegó la orden, ya había fallecido.

Otros franciscanos

Otros franciscanos, cuya forma de actuar es distinta, se dedicarán a un mismo fin: la abolición de la herejía.

San Antonio, el fraile humilde que lo único que quería era buscar en Marruecos el martirio, por los designios de Dios, llega a Sicilia. En Mesina se entera que hay convocada una reunión de hermanos en Asís y hacia esa ciudad se dirige.

Por la fiesta de Pentecostés de 1221 en el Capitulo de las Esteras, aparece este fraile, al que consideran un novicio, llega de Mesina después de haber caminado muchos kilómetros para reunirse con sus hermanos y encontrarse con el padre Seráfico.

Al terminar la reunión todos van destinados a sus conventos menos Antonio, que no tenía a donde ir. Pide a Fray Graziano que le lleve con él y éste le envía a una pequeña ermita en Montepaolo para que sirviera como sacerdote.

Una reunión en Forli, en la que franciscanos y dominicos se reunieron en el convento de los Frailes Menores para una ceremonia de Ordenación, va a dar un vuelco a su vida. Los dominicos no iban preparados para pronunciar las palabras de la ceremonia y como ningún franciscano se sentía capaz de hacerlo, se ordenó a Antonio que hablara y que dijera lo que el Espíritu Santo le inspirara. Fue tal su éxito que a partir de ese momento se le reclamaría para predicar. Existe una carta de San Francisco o al menos atribuida a él que dice:

"Al muy amado hermano Antonio, el hermano Francisco le saluda en Jesucristo. Me complace en extremo que seas tú el que lea la sagrada teología a los frailes, siempre que esos estudios no afecten al santo espíritu de plegaria y devoción que está de acuerdo con nuestra regla”.

Francisco le envía primero a enseñar teología a Bolonia y luego al territorio occitano, a Montpellier, el mayor centro de la ortodoxia y cuartel general de la batalla contra la herejía cátara, allí estará aproximadamente un año (1224), (en esta ciudad también se habían instalado los dominicos preparándose para luchar contra la herejía) y después, Toulouse, Limoges y otros lugares.

Los itinerarios señalados en los mapas reflejan los lugares por donde se movía y el último desplazamiento hacia Arles pone a de San Antonio en el camino de regreso a Asís.

Antonio, sin perder la sencillez franciscana y sin hacer alardes de sus conocimientos, se amoldaba a las situaciones, sobre todo cuando se dirigía a los herejes. Eran tales los argumentos que empleaba que ningún hereje se atrevía a rebatirle. Pero no sólo predicaba, también instruía a los frailes.

Queda constancia de ser el mayor pacificador y conversor de herejes.

¿En qué lengua les hablaba? nos atreveríamos a repetir lo dicho anteriormente: en latín a los cultos y en provenzal al pueblo porque era su lengua.

En el año 1226 Antonio se detuvo también en Brive, y en su tarea de guardián de los Hermanos Menores, fundó un convento. Allí, el Santo se dedicó a la penitencia y a la contemplación, retirándose muy a gusto a algunas grutas en las afueras de la ciudad. La muerte de San Francisco y la convocatoria de un nuevo Capítulo, al que tenía que asistir por ser guardián, le obligará a dejar estas tierras.

Su recuerdo quedó siempre vivo entre sus habitantes Brive se convirtió en el centro nacional de la devoción antoniana en el territorio francés.

Otro franciscano ilustre, San Buenaventura con residencia en París, también pasó por Provenza. En 1257 es nombrado General de lo Orden franciscana por indicación de Juan de Parma, a pesar de la diferencia existente entre los dos: Juan, espiritual y Buenaventura, conventual.

Su estancia en estos territorios se debe al desempeño de su labor como General de la Orden y como tal tuvo que enfrentarse a las divisiones acaecidas anteriormente entre los hermanos Menores.

"Conozco –decía- perfectamente mi incapacidad, pero también sé cuán duro es dar coces contra el aguijón. Así pues, a pesar de mi poca inteligencia, de mi falta de experiencia en los negocios y de la repugnancia que siento por el cargo, no quiero seguir opuesto al deseo de mi familia religiosa y a la orden del Sumo Pontífice, porque temo oponerme con ello a la voluntad de Dios. Por consiguiente, tomaré sobre mis débiles hombros esa carga pesada, demasiado pesada para mí. Confío en que el cielo me ayudará y cuento con la ayuda que todos vosotros podéis prestarme".

Según la tesis del actual Papa Benedicto XVI, San Buenaventura sentía un fuerte lazo con la visión de Joachim de Fiore, ese franciscano que había profetizado la llegada inminente de una tercera edad después de las del Padre y del Hijo, una edad del Espíritu, renovada y completamente espiritual, pobre y reconciliada con griegos y judíos. Este Joaquín tenía una gran influencia en todos los franciscanos espirituales por lo que se les acusa de seguir las normas joaquinistas “una nueva iglesia en la que el amor tiene que ocupar el lugar de la ley”.

Los franciscanos y la literatura.

Todo lo expresado anteriormente nos lleva a la influencia o la repercusión de los franciscanos y sus circunstancias en el pueblo, y, por ende, en la literatura y la cultura de la época escrita en lengua de Oc.

Las querellas de los Mendicantes nos acercan a los trovadores más significativos.

¿Cómo si no entender a Pierre Cardenal en el poema contra los clérigos, y sobre todo contra los predicadores? ¿Cómo entender a los trovadores cuando nos hablan del amor espiritualis y del amor carnalis, dicotomía presente ya en San Agustín? ¿Cómo entender la lucha contra una herejía que, aunque no sea exclusiva del Sur (en 1178 Henri de Marcy, legado del papa, calificó a esas poblaciones de implantación cátara con el apodo de Sedes de Satán) está presente en la literatura provenzal con una obra excepcional: Canso de la Crossada, traducida al francés como Chanson de la Croisade Albigeoise, y las actividades de la recién creada Inquisición4 centrada en la supresión de los focos de resistencia cátara, que, desprovistos de sus apoyos políticos, terminaron por ser reducidos?

Mas lo esencial de la literatura llamada provenzal era el Amor. ¿Acaso los franciscanos no estaban imbuidos de amor?

Una filosofía de vida manifestada en una serie de palabras: fin’amor (amor puro), paratge (igualdad), fiseltat (fidelidad), melhorament (el perfeccionamiento personal), drechura (justicia), l’onor (el honor) y el pretz (el mérito o valor personal) de manera positiva; desleialtat (la falsedad), l’orguelh (el orgullo), la gelosía (los celos) y la Cobeitat (la codicia)de manera negativa, y que conducirán al joi (la alegría suprema basada en estos principios), describirá la ética, y ¿por qué no?, la estética.

Esa filosofía, civilizadora, tenía que dar, sin ninguna duda, lugar al nacimiento de una literatura didáctica y una continuación debida. La evolución del ensegnament dará, en el siglo XIV, lugar a una obra monumental: Lo Breviari d’Amor del franciscano de Bézier Matfre Ermengaud.

Pocas veces caballeros y clérigos fueron amigos. El primer trovador, Guilhem de Peitieu, decía a las damas en su canción Farai un vers, pos mi sonelh:

Donna non fai pechat mortau

Que ama Chevalier leau;

Mas s’ama monge o clergau

Non ai razo:

Per dreg la deuria hom cremar

Ab un tezo5 (Riquer:1975:134)

La literatura recoge el sentir de la sociedad sobre todas las órdenes mendicantes: dominicos, franciscanos, cistercienses, benedictinos y como compendio de todas ellas, Roma. Todos se ven salpicados por las miserias humanas y los rasgos que dejan en la literatura no dan muy buena imagen.

El sirventés de Guilhem de Figueira; d’un sirventtes far en est son que m’agensa, pondrá de manifiesto, en sus XXIII coblas a Roma. La trata de ser la cabeza de la decadencia, traidora, codiciosa, roedora de huesos y carne de hombres necios, mentirosa, castigadora, carnicera, asesina y asesina de cristianos, de falsos perdones, de gran fechoría, avarienta de dinero, desleal, infernal, cabeza vacía para terminar con estas duras palabras: tenéis cara de cordero con dulce mirada; por dentro lobo rapaz, serpiente coronada engendrada por víbora, por lo que el diablo os cuida como a sus íntimos. ¿Se puede dejar peor imagen?

A pesar de todos los problemas que hubo entre los Hermanos Menores son los que mejor recuerdo dejan en esta literatura.

El trovador Guilhem d’Autopolh pone de manifiesto ese buen recuerdo en su pastorella regligiosa l’autrier, a l’intrada d’abril: dice en la última estrofa:

………………………

Ans, de melhura

Mos faitz, en dossura

No.m fara fraitura

.l tems qu’ai despendut,

Que fraire Johans diz fort

Que deliegz engenra mort ;

Yeu sent mi casta e pura ;

per que.n faria a Dieu Tort ? 6


¿Quién es este hermano Juan? Según los estudiosos y que Martín de Riquer recoge también, es nuestro hermano Jean Pierre Olieu Olivi u Oliva del que hemos hablado anteriormente, señalando además que a las pastoras siempre les quedará este Hermano Menor y Santiago de Compostela.

Uno de esos grandes trovadores, Pèire Cardenal (…1205-1272…) tuvo la buena o la mala suerte, según como se mire, de vivir durante casi todo el siglo XIII, por consiguiente, el testimonio que nos deja es importante y vivido de primera mano.

Durante su larga existencia fue testigo de los hechos de ese largo periodo tan influyente en el país trovadoresco. Fue testigo del paso de San Francisco de Asis (1182-1226), de San Buenaventura (1221-1274), del Concilio de Lyon que detiene la proliferación de órdenes. Naturalmente asiste al desarrollo de los Hermanos Predicadores. En Provenza Doucelina, se convierte en santa sin entrar en religión, su hermano Hugues es el “Père et oracle des Mineurs spirituels”.

En 1222 se instalan los franciscanos en Toulouse y Cardenal vive allí, después, pasando por Montpellier, se va a Marsella donde también están los franciscanos y en esa época es cuando los seguidores de Hugues de Digne se reúnen alrededor de su celda, él también. El nombre hipocorístico que se da a los franciscanos de Menudets es cariñoso. Cardenal lo emplea dando una idea de cómo el espíritu franciscano penetró en el pueblo de estos países de lengua de Oc. El movimiento espiritual se desplaza hacia el Oeste y llegará a Narbonne, Béziers y Carcasonne influidos quizá por el hermano Raymond Barral y del que nos son ajenos los dos hermanos provenzales Hugues y Doucelina de Digne.

Dice Manselli que no fue ni la guerra contra los albigenses ni la fuerza de la Inquisición las que transformaron la sociedad meridional, sino la fuerza espiritual, la fuerza moral, la elocuencia de los predicadores, y el ejemplo de vida de los Menores. Fueron las fuerzas morales las que transformaron la vida religiosa, espiritual y moral de la Edad Media.

Precisamente durante este tiempo el espíritu franciscano inunda una buena parte de esos territorios. Sabemos que cerca de San Francisco está Santa Clara, la rama femenina de la Orden. Al lado de Huges de Digne aparece Doucelina que profesaba verdadera adoración por San Francisco

La Vida de Santa Doucelina no ha ocupado el lugar que debía ni entre los franciscanos, ni los historiadores de la literatura de Oc, ni entre los Felibres, ni entre los occitanistas y todo ello, a pesar de que, probablemente, su Vida sea una de las primeras obras maestra de la prosa provenzal.

El capítulo primero de su vida comienza diciéndonos donde nace y lo que su padre deseaba:

…Le paires volia qu’illi servis los paures qu’el costumava, per amor de Dieu, tenir en son hostal ; e-ls malautes e-ls dezaizats que trobava per las carreiras ho per vias, aduzia le bons homs, dizent : « filha, ieu t’aduc e t’apòrti gazainh”7(Doucelina:1966:970)

A sus hijas decía:

“non penses filhas, que sian homes aquestos que sirves; ans es ben, sa dizia, li persona de Crist.”8 (196,b)

Y con relación a la oración:

Per cert sapias que tant cant continuares oracion, vostre estamens durara e perseverares en totz bens; mais pus s’envanezira entre vaus autras, que desamoarares oracion, tot ho tenc per perdut. Car aquisti, sa dizia, es estaqua e firmeza de tot nostre estamen”9 (196,c)

El relato de su Vida nos dice que, después de la comunión en la iglesia de los Hermanos, tenía éxtasis, que se convirtieron en una atracción. La gente acudía a presenciar esos momentos. Para saber si era verdad o no, la infligían toda clase de injurias, incluso Charles d’Anjou quiso presenciar ese acto y ordenó que fundieran una bola de plomo para que se la arrojaran hirviendo a los pies. La santa no se movió, cuando volvió en sí, sintió horribles dolores que la impidieron andar durante mucho tiempo.

Cardenal pone de manifiesto la evolución de las beguinas después de la muerte de Santa Doucelina y en su sirventés contra los dominicos ab votz d’angel, lengua’espeta, non bleza (con voz de ángel, lengua experta, no tartajosa) los ataca de forma despiadada; en la última cobla dice que si él fuera marido estaría aterrorizado de ver a su mujer sentada junto a un hombre desbragado:

De beguinas re no.us diria:

Tal es turgua que fructifica:

Tals miracles fan, aiso sai per ver;

De Sainz paires saint podon esser l’er10.

A pesar de que las beguinas continuaron existiendo, no podemos decir lo mismo del espíritu que animó a Doucelina al crear esa fundación.

Como colofón de los franciscanos en los territorios de Oc la mención especial de Matfre Ermengaud es obligada.

Originario de Béziers y Hermano Menor de la orden franciscana, compone entre 1288 y 1290 su Breviari d’amor, un breviario de 34.597 versos octosílabos que riman de dos en dos.

De la misma manera que la lengua latina tiene su Ars amandis de Ovidio, la lengua de Oil su Traité de l’amour courtois, demandado a André le Chapelain por Marie de Champagne, la hija de Alienor de Aquitania, la lengua provenzal necesitaba un tratado sobre el amor que dignificara la situación social y moral, y aparece Lo Breviari d’amor de Matfre Ermengaud.

Un franciscano sólo puede iniciar una obra en El nom de Dieu, nostre Senhor, que es fons e paires d ‘amor.

Unos versos después Ermengaud se llama a sí mismo senher en leys e d’amor. Senher en leys, sí porque la mayor parte del Breviari nos describe las leyes naturales, humanas y divinas, nos muestra cómo y de qué manera tenemos que actuar, pero senher d’amor no. Al menos no práctico, sin embargo, conoce perfectamente todo lo relacionado el amor cortés:

Qu’eu soi en vers complitz

E sobeiranamen grazitz, (v.97-98)11

El Breviari d’amor, escrito en lengua provenzal, no es sólo un tratado sobre el arte de amar, es un árbol simbólico que gira en torno a la divinidad en contraposición al amor cortés que gira en torno a la dama.

A modo de fábulas nos dará lecciones de zoología, del amor a y de los animales. Una de las cosas que llama la atención es lo que dice del cuervo y que es contrario a la idea de maldad que tenemos de ese pajarraco con esa expresión de cría cuervos y te sacará los ojos.

Corps e gralhas naturalmen

Paisson lur pols en lur joven,

Et al forts viels senes dubtar

Li jove donon a manjar

Els porto sul col quan s’ave

Que non podo volar per se.(v. 7191-7197) 12

Sus conocimientos, no confesados, le llevan a dar consejos a todos los pecadores que tienen la obligación de confesar sus pecados. Digamos que en ese aspecto se muestra como predicador y en cierta medida se identifica con su Orden. Arremete contra todos. De manera especial, porque los cita en primer lugar, contra los abogados y los médicos, pero luego le seguirán los burgueses, comerciante, consejeros, tutores, administradores, jornaleros y obreros que se juntan para pedir más salario, las mujeres que nunca tienen bastantes botones, velos, diademas y un largo etc y los juglares que saben cantar, balar, (verbo muy utilizado en la E.M. para decir que se habla más de la cuenta) tocar instrumentos y encantar a las gentes. Es duro con las mujeres y permisivo con los hombres.

A pesar de arremeter contra casi toda la sociedad, se libran de este manifiesto el papa, los cardenales y los demás clérigos seglares o regulares, porque, según dice, tienen el libro de las Sentencias de Pierre Lombard y la Summa del Obispo de Ostia.

Mas la palabra amor está en todas partes, pero en el Breviari se trata del amor místico que une a las tres personas de la Santísima Trinidad, del amor creador de todo lo que existe, del amor al prójimo, del amor del hombre por los bienes terrestres, del amor de las criaturas entre sí, del amor del padre por los hijos. Todo lo que vaya contra esa concepción del amor, es falta, es pecado.

¿Qué es lo que Matfre ha querido transmitir? Algo muy sencillo. Después de acusar y mandar a confesar, para ser absueltos pone una “singular” penitencia: que cada uno cumpla con su obligación, así, dice, no habría necesidad de Hermanos Menores ni de Predicadores.

A partir del verso 27790 hasta el 34595, su obra estará dedicada al mundo trovadoresco al que conoce a la perfección y empezará con el siguiente título:

Aquí comenssa le perilhos tractat d’amor de donas segon que han tractat li antic trobadors en lors cansos.13

Como una adenda está la carta a su hermana en la que, ahí, se identifica como Hermano Menor, un hermano que ha dado una gran lección sin perder su humildad.

Ayso es la pistola que trames frayres maffres menres, la festa de Nadal, a sa sor na suau et apres lieys en general a totz.


Conclusión

A modo de conclusión diremos que la llegada de los Hermanos Menores a las tierras de Oc, sin estar exenta de problemas, o mejor, a pesar de tener que solventar serias dificultades y haberse enfrentado a una división como causa de la interpretación de la Regla del Seráfico, a pesar de esas actuaciones entre hermanos que llevan a algunos de ellos a perecer en la hoguera de la Inquisición, ha sido totalmente positiva.

Los Hermanos Menores supieron transmitir el espíritu de Francisco y las gentes así lo entendieron y los acogieron, e incluso cuando se menciona a los inquisidores dicen: les Frères Mineurs, plus humains, à l’Inquisition et les dominicains continuèrent leur besogne…à petit feu14.

A los Hermanos Menores les conceden circunstancias atenuantes, no los juzgan como a los dominicos y a pesar de que hayan cometido “excesos” dicen: Pour Bernard Délicieux il faut tou pardonner aux Franciscains15

Grandes y santos franciscanos iluminaron con su luz el camino para abandonar la secta por la que perecieron tantos y tantos inocentes. San Antonio, no es el único, pero es el mejor ejemplo. El espíritu de Francisco triunfó en esas tierras cultas en todos los campos, incluido el lingüístico.

No se habla de traducciones, y eso es bueno. Da la idea de que hablaban alto, claro y eran comprendidos por todos sin necesidad de terceros. Sus obras se traducirán en otras épocas, pero eso pertenece a otras consideraciones.

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1 Senescal de San Luis y amigo personal, que se convertirá en cronista de la Vida de San Luis.

2 Sabed que nuestro Señor el papa ha depuesto a todos los superiores que se oponían a la vida del Espíritu y a la doctrina del hermano Pierre Jean y que los castigará más severamente. Y a pesar de la voluntad de los hermanos descarriados, la fiesta de Pierre Jean se celebró en Narbona por el clero y todo el pueblo con tanta solemnidad que nunca en esta región hubo una fiesta semejante en nuestros días. Pues el pueblo ha venido de toda la provincia a la tumba, tan numeroso, dicen, como el que se reunía en la fiesta de Santa María en la Porciúncula. Así parece que “nuestro socorro es en el nombre de Dios que hizo el cielo y la tierra” desde ahora y por siempre.

3 El rey oyó hablar de un franciscano que se llamaba hermano Hugues y por la gran fama que tenía, el rey mandó a buscar a ese franciscano para verle y oírle hablar. El día que fue a Hyères, miramos al camino por donde venía y vimos que una muchedumbre de hombres y de mujeres le seguían a pie, el rey le mandó predicar. El principio del sermón fue sobre los religiosos, y dijo así: señores, exclamó, veo demasiados religiosos en la corte del rey, en su compañía. Y acto seguido dijo: yo el primero; y digo que no están en posición de salvarse, o las santas Escritura nos mienten, lo que no puede ser.

Pues las santas Escrituras nos dicen que el monje no puede vivir fuera de su claustro sin pecado mortal, lo mismo que el pez no puede vivir sin agua. Y si los religiosos que están con el rey dicen que eso es un claustro, yo les digo que es tan grande como jamás yo haya visto, pues se extiende de un lado y otro del mar. Si dicen que en ese claustro se puede llevar una vida austera para salvar su alma, les digo que no les creo; pero os digo que he comido con ellos abundantes y diversos platos de carne y bebido buenos vinos fuertes y claros; por ello estoy seguro que si hubiesen estado en su claustro, no hubiese estado tan a gusto como lo están con el rey.

En su sermón enseñó al rey como comportarse a merced de su pueblo; al final de su sermón dijo así: que él había leído la Biblia y los libros que están al lado de la Biblia, y que nunca había visto ni en el libro de los creyentes, ni en el libro de los descreídos, que ningún reino o ningún señorío se hubiera perdido nunca, o pasado de un señorío a otro, o de un rey a otro excepto por fallo de la justicia. Ahora bien, que el rey tenga cuidado, dijo, porque se va a Francia, a hacer tan bien justicia a su pueblo para que conserve el amor de Dios, de manera que Dios no le quite el reino de Francia con la vida.

Dije al rey que no le dejara marchar mientras pudiera; me dijo que ya se lo había pedido, pero que no podía hacer nada por él. Entonces el rey me cogió la mano y me dijo: vamos a pedírselo de nuevo. Fuimos hacia él y le dije: Señor haced lo que Monseñor os diga, permaneced con él tanto tiempo como esté en Provenza. Me respondió muy irritado: desde luego, Señor, que no lo haré; sin embargo, iré a un lugar donde Dios preferirá verme como no lo haría en compañía del rey. Se quedó un día con nosotros y al día siguiente se fue. Después me han dicho que yace en la ciudad de Marsella donde hace muchos y hermosos milagros.


4 Por la bula papal Ad aboledam, a finales del siglo XII por el Papa Lucius III como instrumento para combatir la herejía cátara en el sude Francia en la Edad Media.

5 No comete pecado mortal/ la dama que ama al caballero; pero si ama a un monje o a un clérigo/ no tiene razón: / por justicia se la debería quemar/ con un tizón.

6…Al contrario si mi conducta mejora, el tiempo que he pasado me traerá dulzura, pues el hermano Juan lo dice muy bien: el placer engendra la muerte! Me siento casta y pura. ¿Por qué haría daño a Dios?


7 Su padre quería que sirviera a los pobres como tenía costumbre de hace en su casa por amor a Dios. Y cuando encontraba por las calles y los caminos a enfermos y desalentados los llevaba a su casa diciendo “Hija mía, te traigo con qué engrandecerte”

8 No penséis hijas mías que son hombre a los que servís, pensad que lo hacéis a la propia persona de Jesucristo

9 Sabed que en tanto en cuanto continuéis la oración, vuestro instituto prevalecerá y perseveraréis en todo lo bueno. Pero que si la abandonáis y desaparece, todo está perdido. Pues la oración es la columna inquebrantable de nuestro Instituto.

10 Nada podría deciros de las beguinas: la hay que es estéril y fructifica: sé de cierto que hacen tales milagros; de padres santos, santos pueden ser los herederos

11 Que soy en versos experto / y soberanamente agradecido

12 Los cuervos y las grullas naturalmente / dan de comer a sus crias cuando son jóvenes,/ y a los muy viejos, sin dudar,/ los jóvenes los dan de comer/ y los llevan sobre el cuello cuando saben que no pueden volar por sí mismos.

13 Aquí empieza el peligroso tratado de amor de damas, según lo han tratado los antiguos trovadores en sus canciones

14 Los Hermanos Menores, más humanos en la Inquisición y los dominicos continuaron su tarea… a fuego lento

15 Gardelle. Op cit p.123

Este trabajo se realiza en el marco del Proyecto FFI2008-00719/FILO, financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación (2009-2011).

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