Programa Nacional de Proyectos de Investigación Fundamental
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Enrique Cámara Arenas (Universidad de Valladolid)
Introducción: franciscanismo, español, inglés
Uno de los hechos interculturales que está emergiendo al amparo de nuestro proyecto de investigación ―Catalogación y estudios de las traducciones de los franciscanos españoles―, de especial relevancia para quien escribe, es el de la escasez de contactos entre el franciscanismo español y el de los países de habla inglesa, más concretamente el Reino Unido y los Estados Unidos. Me estoy refiriendo, naturalmente a contactos por vía de la traducción, es decir, a la introducción en el panorama peninsular de textos relevantes para el franciscanismo escritos en lengua inglesa, por medio de la traducción. No estando capacitado para dar explicaciones de mayor profundidad, solo puedo decir al respecto que no es algo que en principio deba sorprendernos. El predominio del protestantismo en el mundo anglo-parlante ha podido contribuir a este panorama, como también, especialmente en la España del siglo XX, una cierta cerrazón cultural al mundo anglosajón. Mayor fue en este siglo, sin duda, la permeabilidad a la lengua y la cultura francesas. Quien escribe pertenece a las primeras generaciones que pudieron optar por pasar por el proceso de escolarización, allá por la década de los 70-80, optando por el inglés como segunda lengua, en lugar del francés. Una opción que se ha ido generalizando hasta el punto de encontrarnos en la actualidad en una situación inversa. Sea como fuere, existe relativamente poco tránsito de ideas y trabajo intelectual entre el mundo anglosajón y España, dentro del ámbito del franciscanismo, siendo este un hecho que constatamos sobradamente en el proceso de catalogación de traducciones. Con todo hemos de realizar aquí una importantísima matización. El tránsito ha sido escaso en un sentido: del mundo anglosajón hacia la península, pero no en el sentido opuesto. El franciscanismo americano se ha nutrido notablemente del hispano, y de ello trataremos especialmente en el presente informe.
La situación que describimos es cuando menos paradójica dada la relevancia que adquiere el franciscanismo británico en momentos concretos de la historia. Cómo pensar un franciscanismo sin británicos ilustres como John Duns Scotus, William of Ockham, Roger Bacon, Robert Grosseteste, John Peckham, Bartholomew de Glanville, o incluso Thomas Moore1. El pensamiento de Scotus, Ockham o Bacon, fue vertido en su momento a la lengua latina, lengua franca del mundo occidental conformando, directamente y sin necesidad de traducción, parte del patrimonio cultural de la Europa franciscana. Tras este intenso contacto entre el franciscanismo de la islas y el de Europa, hemos de esperar siglos para ver cómo el pensamiento franciscano del mundo angloparlante vuelve a hacerse hueco en el universo hispano, y aún así con llamativa humildad. Quizá el máximo exponente, hoy en día, de la apertura del franciscanismo hispano al exterior lo constituye Ediciones Arantzazu, que nos ofrece un amplio e interesantísimo catálogo de traducciones y traductores dentro del ámbito franciscano. Y es precisamente en este entorno editorial donde volvemos a detectar un par de entradas del ámbito específico que a mí me interesa: dos obras del franciscano americano David Flood, traducidas por franciscanos españoles. Las obras en cuestión son Francisco de Asís y el movimiento franciscano, traducida por el franciscano Matías Ruiz, y Del lado de los pobres: introducción a la vida franciscana, en traducción de José Luis Albizu Salegui. Parece constatar lo que venimos diciendo acerca de la impermeabilidad del franciscanismo español con respecto a la lengua inglesa el hecho de que Albizu recoja la obra de una traducción italiana. El catálogo disponible de Ediciones Arantzazu no da fe de ninguna otra entrada del franciscanismo angloparlante, y sí numerosas entradas del francés, el italiano y, en menor medida, del alemán. Todo ello habla, ciertamente, de un franciscanismo europeo intensamente interconectado y vital, pero también de un llamativo distanciamiento entre la Europa continental y el mundo angloparlante.
Hemos de decir sin embargo que el franciscanismo americano, concretamente el estadounidense, se ha esforzado a lo largo del siglo XX por mantenerse conectado a Europa en general, y a España en particular. Si buscamos franciscanismo, y contacto lingüísitico-cultural, en el caso concreto de la relación anglo/hispana, haremos bien en desplazarnos a Estados Unidos. Allí encontraremos numerosos traductores franciscanos, no españoles, que traducen con frecuencia del español al inglés: historiadores de renombre dentro del universo franciscano como Francis Borgia Steck, Maynard Geiger o Marion Habig. También, en estrecha colaboración con éstos, encontraremos franciscanos españoles, sobre todo estudiosos del franciscanismo en la America Hispana, que publican en inglés y realizan una importante labor interlingüística e intercultural; dos figuras destacan sobre las demás: Lino Gómez Canedo OFM, y Lázaro Lamadrid OFM. En el presente trabajo, me centraré de un modo especial en la última.
Este verdadero contacto entre España y Estados Unidos, se ha visto impulsado muy especialmente por instituciones franciscanas de ultramar, y sobre todo por la Academy of American Franciscan History, y su revista The Americas. Siendo una revista de ‘historia cultural’ no faltan traducciones entre sus muchas páginas, algunas realizadas por franciscanos, si bien por lo general del español ―y otras lenguas― al inglés. Pero de lo que más ejemplos encontramos es de un importante trabajo de edición de textos y documentos en español, en su lengua original, anotados y/o comentados en inglés. Así, en el seno de esta institución y su revista nos encontramos con los dos elementos fundamentales que dan lugar a los trabajos que aquí se presentan: franciscanismo por un lado, y contacto entre lenguas y culturas, por otro, entendiéndose este contacto en su sentido más literal.
The Academy of American Franciscan History
La Academy of American Franciscan History ―en adelante AAFH― fue fundada en 1943, con sede en Washington ―que en 1989 pasará a Berkeley, California―, sacando al año siguiente el primer número de The Americas. En la actualidad, bajo la dirección del doctor Jeffrey M. Burns desde 2002, la AAFH depende de la Franciscan School of Theology, a su vez integrada en la llamada Graduate Theological Union, un concierto de escuelas de teología interreligiosa, en la que participan programas sobre el cristianismo, el judaísmo y el islam, y donde se comparten medios, recursos e infraestructuras. El primer director de la AAFH fue el doctor Roderick Wheeler OFM, quien también hacía las veces de editor jefe de la revista. Tres años antes, Wheeler defendía en Madrid su tesis doctoral sobre la historia de la Panton, Leslie & Company, la compañía comercial escocesa activa a finales del siglo XVIII y principios del XIX en las Bahamas y el sureste de los Estados Unidos, famosa por haber dominado el comercio con diversas tribus indígenas, entre ellas los Seminolas y los Cheroquis, y por la influencia política que ejercieron sobre estos en contra de las aspiraciones territoriales de Estados Unidos y a favor de las aspiraciones igualmente territoriales de los españoles2. Este es el universo de The Americas, la historia cultural de un conteniente que se debate entre nativos, estadounidenses y europeos ―especialmente españoles y portugueses― en un momento en el que la presencia religiosa en general, y franciscana en particular, desempeña un papel determinante en la formación de la realidad cultural americana.
Aunque sin duda la AAFH se expresa fundamentalmente a través de The Americas, también lo hace a través de la publicación de volúmenes sobre la historia de las misiones franciscanas en América, y la entrega del premio Serra. En cuanto al primer aspecto, cabe decir que algunos de los volúmenes publicados son precisamente traducciones de textos diversos, en especial de crónicas y diarios escritos en español y de reconocido valor histórico. Son éstas traducciones al inglés realizadas y editadas por franciscanos: Angélico Chávez, Finbar Kenneally, Neal Kaveny, Atonine Tibesar, Cyprian J. Lynch entre otros. Se traducen los memoriales de Benavides, los escritos de Fermín de Francisco de Lasuén, los de Junípero Serra o los de Zumarraga. Se trata en total de una colección de más de 43 volúmenes que sigue actualizándose, entre traducciones y estudios históricos de diversa índole.3 Por otro lado, los premios Serra, The Serra Award of The Americas, han sido otorgados con frecuencia a historiadores como George P. Hammond, Herbert E. Bolton, o el mejicano Silvio Zavala, y también a escritores como Gabriela Mistral, que lo recibiera en 1950. No han faltado españoles en el listado de premiados: Javier Malagón-Barceló, el jurista e historiador del derecho, exiliado de la España franquista, recibe el Serra en 1962; su amigo, el paleógrafo canario Agustín Millares Carlo, lo recibirá siete años más tarde.
Quince años de The Americas
El primer número de The Americas ―en adelante TAm― sale a la luz en julio de 1944, con un comité editorial formado por los doctores Francis Borgia Steck OFM, Maynard Geiger OFM, Fidel Chauvet y Laval Laurent OFM. Junto con el director de la AAFH, el mencionado doctor Wheeler, conforman un comité de carácter internacional, puesto que Chauvet y Laurent son respectivamente de Méjico y Canadá. Steck y Maynard son traductores además de historiadores, al primero se debe una traducción de los memoriales de Motolinía, y al segundo diversos trabajos de traducción que incluyen las crónicas sobre los mártires de Florida de Luis Gerónimo de Oré o los informes de Señán de la misión de San Buenaventura, entre otros.
La revista TAm es una publicación trimestral que cuenta con cuatro secciones fundamentales. Un primer apartado, el más amplio por lo general, dedicado a artículos de historia e historia cultural. Bajo esta suerte de concepto paraguas de historia cultural se dan cita una gran diversidad de intereses académicos en los que la constante suele ser América y el franciscanismo; artículos sobre historia en su sentido más estricto, pero también sobre filosofía, arte, literatura, e incluso lingüística.
La segunda sección tiene por título Documents, y se trata de una sección dedicada a la edición anotada y comentada de documentos inéditos, rescatados por los contribuyentes de archivos y bibliotecas. Se editan documentos también muy diversos, desde listados de franciscanos vinculados a alguna misión, hasta diarios y correspondencia entre franciscanos y personajes diversos. En ocasiones, el apartado de Documents se ve complementado con estudios bibliográficos y estados de la cuestión, fundamentalmente en relación con temas de la historia misionera franciscana en el continente americano.
El apartado Inter-American Notes constituye un panel de eventos académicos de interés, el comentario de congresos y simposios de la especialidad, información de reconocimientos y galardones ―como el Serra― así como noticia y semblanzas biográficas del fallecimiento de investigadores ilustres y colaboradores de TAm y AAFH.
Por último, contiene la revista un apartado de reseñas bibliográficas en el que participan de un modo particularmente intenso los investigadores españoles Lamadrid y Gómez Canedo.
Realizaremos ahora un análisis algo más pormenorizado de la labor que se desempeña en TAm, centrándonos en su primeros 15 años de singladura, ya que este es el período en el que la participación de nuestros ilustres franciscanos, Gómez Canedo y Lamadrid, es más activa. De hecho, permítasenos anticipar que Lamadrid será durante este tiempo el subdirector de la AAFH, y ambos franciscanos españoles formarán durante muchos años parte del comité editorial, ampliado, de la revista.
En los primeros 15 años se publican 312 artículos de unos 180 autores. La revista cuenta con un comité de 18 expertos, o consultores académicos, de carácter netamente nacional ―estadounidense. Llama la atención el hecho de que estos mismos consultores, junto con los miembros del comité editorial resultan ser los autores de buena parte de los artículos y editores de los documentos durante los primeros años. Esta situación, que resultaría aberrante dentro de nuestro actual marco de referencia ―en esta época de currículos al peso, donde el índice de impacto exime a los evaluadores externos de tener que leer el material que se valora― esta situación, digo, habla de un modo específico de concebir el trabajo de investigación, quizá una empresa común ―comunitaria― más orientada a la búsqueda de la verdad que a la obtención de méritos y prestigio. Sea como fuere, digresiones aparte, 180 autores para 312 artículos es un dato que indica claramente que muchos de los contribuyentes son ciertamente asiduos, y hablar de la revista The Americas, para bien o para mal, bien pudiera equivaler a hablar de toda una escuela de investigación histórico-cultural, de la que Lázaro Lamadrid forma parte, y dentro de la cual habrá que entender buena parte de su labor.
De entre los autores que publican con asiduidad en los primeros años cabe destacar a cuatro. En primer lugar Francis Borgia Steck, miembro del comité editorial, que presenta un total de 12 artículos. Entre ellos se encuentra una serie de 8 entregas, bajo el título general de “Literary Contributions of Catholics in Nineteenth Century Mexico”; empezando en el número 1 del volumen 1, y culminando en el segundo número del tercer volumen. Una obra con un total de páginas de 207 páginas. Es decir, el equivalente a un trabajo monográfico acerca de la literatura mejicana del siglo XIX y el catolicismo.
Otro autor fundamental en los primeros 15 años de TAm es el padre Maynard Geiger. También miembro del comité editorial, Geiger publica un total de ocho artículos. Sus publicaciones son más diversas. Tiene dos publicaciones en torno a la figura de Fray Junípero Serra, dos centradas en la labor de los Franciscanos en California, y tres en torno al Colegio de San Fernando de México.
Thomas F. O’Connor publica también 8 artículos en TAm. Su labor fundamental tiene que ver con los rastreos bibliográficos (Surveys). Concretamente con la serie de 6 aportaciones bajo el título general de "Writings on United States Catholic History: A Selective Bibliography", que O’Connor realiza a lo largo de cinco años, entre 1945 y 1950. La serie comienza en el número 4 del volumen 1, y finaliza en el número 4 del volumen 6. Un total de 52 páginas.
Por último, dentro de este grupo de autores fundamentales de la primera década de TAm, nos encontramos con Marion Habig. El padre Habig contribuye con siete artículos. Se trata de una serie de escritos acerca de las provincias franciscanas en las Américas. Los primeros tres artículos llevan el título general de "The Franciscan Provinces of Spanish North America", y aparecen en los números 1, 2, y 3 del primer volumen. Los cuatro restantes, con el título de "The Franciscan Provinces of South America", se presentan respectivamente en cada uno de los cuatro números del segundo volumen. La serie conforma un monográfico total de 120 páginas.
Aparte de estos autores fundamentales, existen otros que contribuyen con notable regularidad en TAm, durante estos primeros 15 años.
Alberto María Carreño |
6 |
Fanchón Royer |
6 |
Robert C. Smith |
6 |
Clinton Harvey Gardiner |
5 |
Kurt F. Reinhardt |
5 |
Manoel da Silveira Cardozo |
5 |
Carlos E. Castañeda |
4 |
Eleanor B. Adams |
4 |
Lázaro Lamadrid |
4 |
Lewis Hanke |
4 |
Lino G. Canedo |
4 |
Mathias C. Kiemen |
4 |
Qué podría destacarse de cada uno de estos autores. Naturalmente Carreño y Royer llaman la atención por su mayor número de artículos en TAm. Pero Fanchón Royer, llama además la atención por ser una mujer que publica en una revista donde la mayoría son hombres. Parece, no obstante, que esta situación caracteriza plenamente a Royer, interesantísimo personaje femenino, que se mujer productora de cine en los años 30, que escribe, actúa y dirigió. En los cuarenta dejó Hollywood, y produjo cine religioso y educativo de modo independiente, en español e inglés, y fue nombrada presidenta del Gremio Católico de Radio y Cine [Catholic Film and Radio Guild]. Escribió varios libros, algunos publicados por la asociación franciscana St. Anthony’s Guild. Un personaje sin duda singular, del que poco se ha escrito, a quién sin duda convendría hacer emerger del sustrato histórico en algún momento.
Lamadrid y Gómez Canedo, como es natural, llaman particularmente nuestra atención por ser franciscanos españoles.
En algunos de estos autores se percibe una clara especialización; así Smith trata con frecuencia el tema del arte en Hispano-América, y Reinhardt se interesa especialmente por la filosofía mexicana. Varios trabajos llaman la atención por su continuidad. Entre ellos el de Kiemen, que presenta en dos entregas un extenso trabajo de siete capítulos bajo el título de “The Indian Policy of Portugal in America, With Special Reference to the Old State of Maranhao, 1500-1755". Se trata de un trabajo con una extensión total de 62 páginas. También en dos entregas presenta Elanor B. Adams el trabajo "A Bio-Bibliography of Franciscan Authors in Colonial Central-America: A-J". Y Lamadrid tiene también un artículo doble titulado "A Survey of the Historiography of Guatemala since 1821".
En torno a una cincuentena de artículos de los primeros 15 años tienen que ver con diversos personajes históricos: franciscanos famosos y no tan famosos, políticos, escritores y pensadores, y personajes relativamente desconocidos que aparecen en documentos históricos inéditos hasta el momento.
Fray Juan de Zumárraga, el famoso misionero Vizcaíno, primer Obispo de Nueva España, recibe una atención muy especial. A él se dedican directamente hasta ocho artículos. De hecho el número 3 del quinto volumen está dedicado enteramente a la figura de Zumárraga. Como era de esperar, también recibe una atención muy especial Fray Junípero Serra, al que se dedican por lo menos 6 artículos. Otro misionero franciscano de renombre, Fray Antonio Margil de Jesús, es el tema de 3 artículos. Hasta cuatro artículos se centran en la figura de la poetisa chilena y premio Serra Gabriela Mistral, y tres artículos se centran en otro ganador del Premio Serra de Las Américas, el historiador norteamericano Herbert Eugene Bolton ―consejero académico de TAm. A otros personajes como el polifacético escritor e historiador Mejicano José María Roa Bárcenas, el pensador José Vasconcelos, también mejicano, la escritora Gallega Emilia Pardo Bazán, y el filósofo misionero Fray Alonso de la Vera Cruz, se les dedica dos artículos en los primeros 15 años de existencia de la revista.
Los artículos publicados por TAm en los primeros quince números cubren una gran extensión geográfica. De algún modo The Americas se extiende desde Canadá hasta Chile, deteniéndose de un modo especial en Estados Unidos y muy particularmente en California. Se mueve igualmente entre el Golfo de México y Filipinas, pasando por lugares tan inesperados como los Países Bajos o incluso Rusia. Con todo, existe una clarísima e innegable predilección de los distintos investigadores de TAm, al menos en sus primeros años, por los temas mejicanos y brasileños. No menos de 47 artículos se centran en México, ni menos de 24 tienen que ver con Brasil.
En los primeros 15 años de singladura del la revista TAm, se editan un total de 64 documentos históricos. Se publican cartas, informes, diarios, documentos administrativos, etc. Este trabajo de edición lo desarrollan hasta 33 historiadores. La mayoría de ellos editan, naturalmente, uno o dos documentos. Algunos llevan a cabo aquí una labor especialmente intensa; entre ellos Maynard Geiger, Heinrich Berlin y nuestro historiador franciscano Lázaro Lamadrid.
Se editan documentos en portugués, en inglés, en francés. Con todo, la mayoría son documentos en español. La política de la revista exige que las publicaciones se hagan en inglés. El tercer número del undécimo volumen, dedicado al padre Francis Borgia Steck en su jubilación, se especifica: “Since all the contributions in this number have been spontaneously offered collaborations of friends of Father Steck, we have, contrary to our policy, allowed articles to remain in their original language”. En este número, de hecho, los artículos de Lamadrid, Gómez Canedo y Meseguer aparecen en castellano. El modo en que el editor jefe se expresa hace pensar que lo habitual es mandar los artículos a la revista en su lengua original para que sean traducidos al inglés. Lo que quiere decir que entra dentro de lo posible que Lamadrid y Gómez Canedo escribieran en castellano y fueran luego traducidos. No obstante, sabemos por la biografía de Lamadrid escrita por Castillo que Lamadrid conocía suficientemente bien la lengua inglesa.
En cualquier caso, la política de la revista exige que los artículos se publiquen en inglés, y sin embargo, en el apartado Documents todos los documentos se presentan en el idioma original, si bien Lamadrid a menudo cambia la ortografía para hacerla más accesible al lector del siglo XX.
La labor de Lázaro Lamadrid Jiménez
La participación de Lamadrid comienza propiamente con el segundo año, el segundo volumen de la revista. Lamadrid realiza un par de reseñas, y edita un documento histórico: un informe acerca de las misiones franciscanas en las Indias, realizado por Antonio Trejo en 1612 y presentado ante el papa Pablo V.
En el sexto año, volumen sexto, que comienza en julio de 1949, el comité editorial se amplía a siete miembros. Los dos nuevos miembros son franciscanos españoles: el padre Lino Gómez Canedo y el padre Lázaro Lamadrid.
Lamadrid no es lo que se podría llamar un personaje muy conocido, al menos fuera del ámbito específico de la historia de la América hispana y misionera. Contamos, no obstante, con algunos apuntes bibliográficos en la obra de Deodato Carvajo López, Medio siglo de servicio a Centroamérica de la provincia franciscana de Cartagena (España); y el artículo de Javier Castillo, publicado en la revista Péndulo de Baza.4 Del artículo de Castillo extraemos los siguientes datos biográficos.
Lázaro Ignacio Lamadrid Jiménez, nació en Baza, Granada, en 1898. J. Castillo celebra a este franciscano como “posiblemente la figura intelectual más relevante que ha dado el siglo XX bastetano, y desde luego la más internacional” (Castillo 317). Lamadrid se forma durante su infancia con los franciscanos, en una escuela primaria situada en el Convento de la Merced, de Baza. Ingresa a los 11 años en el Colegio Seráfico de Jumilla, y obtiene las órdenes sagradas en 1921. Se licenció en Filosofía y Letras (Filosofía) en 1928, en la entonces llamada Universidad Central de Madrid, posteriormente conocida como Universidad Complutense. A pesar de su licenciatura en filosofía, muy pronto se decanta por el estudio de la historia.
A finales de 1929 se marcha a Nicaragua, con la orden franciscana. Ejerce su ministerio en conventos de distintos países de Centroamérica. Es entre 1944 y 1959 cuando vive en Washington, entonces sede de la AAFH, para dedicarse de lleno a la investigación de la historia franciscana en América.
Lamadrid colaborará en varias revistas, aparte de TAm, como experto en historia y franciscanismo; entre ellas, Espigas y Azucenas, de Murcia, el Archivo Iberoamericano de Madrid, en la Semana Católica de Guatemala, en El Serafín de Asís de Chinadega (Guatemala). Para TAm, para la que trabaja en calidad de miembro del comité editorial, edita documentos, escribe artículos, y escribe 70 reseñas en un periodo de 15 años.
Como ya hemos indicado, Lamadrid fue durante 14 años subdirector de la AAFH. Su influencia es importante en Guatemala, donde fue miembro de la Sociedad de Geografía e Historia. En 1940 el gobierno español reconoce su labor investigadora otorgándole la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica. Y Guatemala hace lo propio concediéndole el Diploma de honor al mérito 1963, año en que Lamadrid adquiere la nacionalidad guatemalteca. Falleció en San José de Costa Rica, en 1969, donde está enterrado. Existe hoy una biblioteca franciscana en Guatemala que lleva su nombre.
Dos son los aspectos centrales y propiamente característicos del trabajo de Lamadrid. Por un lado están su biografías de Franciscanos Ilustres. Dos obras destacan aquí: El alavés Fr. Fermín de Lasuén, y Una figura centroamericana, Dr. Fr. José Liendo Goicoechea. Podemos mencionar también aquí su artículo sobre el Padre José Trinidad Reyes, o su edición de la Vida y virtudes del venerable hermano Pedro de San José de Betancur, transcrito de originales manuscritos inéditos y hasta entonces olvidados de Francisco Vázquez de Herrera y Manuel Lobo, y que, según Castillo “coadyuvó a la beatificación” del misionero del siglo XVII, Pedro José de Betancur, primer santo canario.
El segundo aspecto característico de la obra de Lamadrid ya ha sido mencionado. Se trata de su ingente labor de localización, trascripción y edición de documentos con valor histórico. Lamadrid no es un escritor prolífico. Su investigación se orienta a menudo hacia el hallazgo de documentos y datos sobre la historia moderna de España e Hispanoamérica, y a sacar esos datos a la luz en forma de aportaciones a revistas de su especialidad, como The Americas, El Serafín de Asís o diversas revistas universitarias. Esta labor es fundamental en la búsqueda del historiador, los nuevos datos hallados por historiadores como Lamadrid, constantemente invitan a la revisión, corrección, validación, etc. de todo lo que se da por cierto con respecto al pasado.
Las contribuciones de Lamadrid a la revista TAm reflejan a la perfección todo lo que venimos concluyendo sobre Lamadrid. En los 15 años de mayor actividad, Lamadrid publica 4 artículos en la revista de la AAFH. Dos de ellos presentan un importante aspecto biográfico:
“Bishop Marroquín – Zumarraga’s Gift to Central America”. Vol. 5. Nº 3.
“Fray José Antonio Liendo y Goicoechea O.F.M., y la Philosophia Recientior del siglo XVIII”. Vol. 11. Nº3.
Los otros dos artículos son en realidad un artículo en dos entregas. Se trata de un estudio bibliográfico exhaustivo de las aportaciones historiográficas fundamentales de Guatemala en los siglos XIX y XX bajo el título general de “A Survey of the Historiography of Guatemala since 1821”.
Contrasta con estos tres artículos, el hecho de que Lamadrid haga hasta 5 aportaciones al apartado de Documents en la revista TAm. Una de estas aportaciones, las cartas de Margil, de considerable extensión. Por orden, son las siguientes:
Vol 1. Nº 4.
"Report on the Missions by the Franciscan Commissary General of the Indies (1612)"
Vol 5. Nº 1.
“A Chapter List of the Province of St. George of Nicaragua, 1638”
Vol 5. Nº 3.
“An Unpublished Letter of Don Francisco Marroquin, First Bishop of Guatemala, to the Emperor Charles V. (Guatemala, August 17, 1545)”5
Vol 7. Nº 3.
“The Letters of Margil in the Archivo de la Recoleccion in Guatemala”6
Vol 10. Nº 1.
“Letter of Fray Pablo de Rebullida, O.F.M., to Venerable Antonio Margil de Jesus, O.F.M., Urinama, Costa Rica August 18, 1704”
Hay una contribución más de Lamadrid a TAm, en un escrito incorporado a la sección de Inter-American Notes (Vol 4. Nº 2), donde Lamadrid presenta, con motivo del primer centenario de la Universidad de Honduras, una semblanza biográfica del Padre Franciscano Juan José Trinidad Reyes, uno de sus fundadores.
En varias de sus aportaciones a TAm, Lamadrid realiza lo que podríamos denominar una traducción funcional de segmentos breves. No tan breves en el caso excepcional de la carta de Marroquín. Esto quiere decir que Lamadrid constantemente cita literalmente fuentes redactadas en castellano traduciendo las palabras al inglés, y en la mayoría de los casos sin presentar el original. Y esto no solo en la edición de documentos, como las cartas de Margil, sino también en los artículos, como ocurre en “A Survey…” donde frases en un correcto inglés se ponen en boca de historiadores hispanos como Rafael Montúfar o Agustín Gómez Carrillo. Tan solo en una ocasión, Lamadrid realiza este tipo de traducción operativa presentando el original. Nos referimos a la breve biografía de Trinidad Reyes presentada a manera de Inter-American Note. Tridinad Reyes era un hombre sin duda polifacético, escritor, poeta y músico. Lamadrid traduce parcialmente una de las Pastorelas del poeta franciscano:
Versos me piden todos a manjos; Everyone asks me for verses;
convites para bailes, para entierros; invitations for dances and for funerals;
de modo que yo soy una campana so that I am like a bell
que con el mismo etilo bronco y seco, that with its same dry, hoarse voice,
repicar debo alegre en las funciones must ring out joyfully for celebrations
y doblar melancólico por muertos… and toll mournfully for the dead…
Conclusión
Quizá a manera de conclusión resulte oportuno volver al principio y explicar las razones y el proceso por el que se han obtenido los datos del presente informe. Todo surge del hecho de que el catálogo de traducciones franciscanas llama la atención por la escasez de traducciones de la lengua inglesa que contiene; escasez que contrasta llamativamente con relación a otras lenguas como el francés y el italiano. La cuestión para mí consiste primero en averiguar si ciertamente el franciscano español desconoce por lo general los frutos del pensamiento en lengua inglesa, en especial los trabajos de naturaleza literaria, espiritual o académica escritos en esta lengua, o si no los ha considerado interesantes de cara a su traducción para formación y disfrute de su comunidad.
Podríamos atribuir esta falta de contacto a la misma naturaleza de las lenguas ―al fin y al cabo el francés y el italiano son lenguas romances― y a simples cuestiones geográficas y culturales ―Francia es el país vecino e Italia, al fin y al cabo, es la patria de San Francisco. Por el contrario, la relativamente lejana Gran Bretaña no deja de ser un país predominantemente protestante. Parece más probable que fuesen los pocos franciscanos ingleses, minoría frente al protestantismo, quienes mirasen a Europa, y no al contrario, en busca de motivación e inspiración, como sin duda fue el caso del franciscano fray Francisco Bel.
Si comenzamos a buscar información, teniendo como criterios las constantes ‘franciscano español’ y ‘lengua inglesa’, obtenemos 3 grupos de datos. En primer lugar salen a la luz los investigadores franciscanos españoles de la historia de la América misionera, que trabajan mucho tiempo en Sudamérica y Norteamérica, presentando sus trabajos en inglés, y que al hacerlo se diría que de algún modo se apartan del panorama hispano, o se extranjerizan de algún modo, como ocurre con el nacionalizado Guatemalteco, Lamadrid. La influencia de estos sobre el franciscanismo americano es innegable, por otro lado. Un segundo grupo de franciscanos españoles relacionados con la lengua inglesa son los cronistas del pasado ―misioneros españoles que redactan informes, cartas, descripciones de la realidad que encuentran y con la que trabajan― en tanto que han sido traducidos al inglés. Franciscanos americanos como Geiger o Steck sí que encuentran entre los textos españoles muchos que consideran oportuno integrar al ámbito de la lengua inglesa, algo que no parece ocurrir en el seno del franciscanismo peninsular. Y finalmente, el último grupo, que no es un grupo sino una única persona, el padre Matías Ruiz, que al parecer es el único traductor constatado de la lengua inglesa en el mundo franciscano español.
¿Resulta lícito hablar de un franciscanismo americano y un franciscanismo europeo? Se trataría de dos movimientos llenos de vitalidad sin duda, pero en los que el franciscano español se situaría de modo bien distinto. El franciscano español parece mirar a Francia, Italia y Alemania para formarse, motivarse y cultivarse. En el panorama americano, el franciscano español, en reducido grupo cuyo prototipo bien pudiera ser nuestro Lázaro Lamadrid, realiza la labor contraria: trabaja e investiga, se autotraduce o es traducido a la lengua inglesa contribuyendo a la formación, motivación y cultivo de otros.
Estas son tan solo una notas tentativas, no obstante, en relación a un tema cuya profundidad sin duda se le escapa al presente autor, y en las que pudiéramos y desearíamos continuar trabajando.
Bibliografía
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William S. Coker y Th. D. Watson. Indian Traders of the Southeastern Spanish Borderlands: Panto, Leslie & Company adn John Forbes Company, 1783-1847. Pensacola: University of Florida Press, 2000.
1 La cercanía de Moore al mundo franciscano, concretamente a los frailes menores de Greenwich, es aceptada como evidencia histórica, si bien no está tan clara su posible pertenencia a la Tercera Orden Franciscana. “Carta Apostólica de Juan Pablo II en forma de ‘motu proprio’ para la proclamación de Santo Tomás Moro como patrono de los gobernante y de los políticos” (31-X-2000). http://www.franciscanos.org/osservatore/tomasmoro.thml.
2 Véase William S. Coker y Th. D. Watson. Indian Traders of the Southeastern Spanish Borderlands: Panto, Leslie & Company adn John Forbes Company, 1783-1847. Pensacola: University of Florida Press.
4 Javier Castillo Fernández. “Vida y obra de un bastetano universal: el historiador franciscano Lázaro Lamadrid”. Péndulo, 7. págs. 317-333. 2006.
5 Esta carta aparece traducida al inglés en el artículo ya citado de Lamadrid, “Bishop Marroquin – Zumarraga’s Gift to Central America”, en la sección de artículos de este mismo número.
6 Algunas de las cartas aparecen transcritas tal cual, con ortografía moderna. Pero otras cartas aparecen resumidas, incorporando segmentos literales, en inglés, esto es, traducidos al inglés, supuestamente por el mismo Lamadrid.
Este trabajo se realiza en el marco del Proyecto FFI2008-00719/FILO, financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación (2009-2011).